Posts Tagged ‘seguridad’
mayo 18th, 2018
El problema de la seguridad en las ciudades es uno de los grandes problemas que enfrentan (y enfrentarán en el futuro) las ciudades de los regímenes democráticos de occidente.
El problema más grande de todos, según mi opinión, es el enfoque erróneo, por incapacidad o conveniencia, de los gobiernos para encararlos, no reconocen, o no quieren reconocer, que nos enfrentamos a un nuevo escenario, cualitativamente diferente de los que se han tenido que enfrentar hasta la fecha.
En los enfoques de los problemas de seguridad no se considera la influencia de un aumento explosivo de la población y el crecimiento descontrolado de ciudades en las cuales florecen tensiones étnicas, religiosas y sociales, paupérrimos asentamientos irregulares que convivirán con lujosos rascacielos, empobrecimiento y crecientes legiones de desempleados, que las transformarán en junglas urbanas gobernadas por leyes y códigos culturales y sociales muy diferentes del orden establecido, que será enfrentado con una visión de las cosas y métodos que no está preparado para combatir.
Hasta el momento los gobiernos occidentales no han dado muestras de la comprensión de este nuevo fenómeno y siguen convencidos (en el mejor de los casos, porque muchas veces pecan de complicidad) que con retoques a las leyes penales y algo más de presupuesto al Poder Judicial y a los Ministerios del Interior van a mejorar las cosas.
No se dan cuenta (o se hacen los distraídos) que hace ya más de treinta años, los narcotraficantes colombianos propusieron al gobierno de ese país pagar la deuda externa de Colombia. Esta propuesta tenía tremendas implicancias que no se podían ignorar por el mensaje implícito que contenía: el narcotráfico, ya hace treinta años, se sentía que era un poder que podía hablar de igual a igual con el poder establecido (los hechos demostraron que tenían razón).
O sea que está claro que el poder establecido convive con otro poder (u otros poderes) que se rige (o rigen) por otros conceptos, otras leyes y que no respeta (respetan) el orden institucional vigente, y al cual (los cuales) no ha podido eliminar.
Pero no será sólo eso, la población, especialmente la más marginada, se percatará que las fuerzas de seguridad no podrán hacer frente a acciones de grupos medianamente organizados porque carecen de equipamiento, entrenamiento, recursos y apoyo logístico (información y legislación adecuada para enfrentarse a las nuevas formas de delincuencia), con el agregado que en las precarias condiciones con que deben enfrentar a una delincuencia cada vez más violenta, y sin apoyo de sus jerarquías, su motivación para la luchar contra el crimen irá disminuyendo (por la convicción que serán derrotados) y serán cada vez más proclives a ser sobornadas. Muchas de estas cosas ya están sucediendo, cobro de peajes por grupos organizados o las famosas “picadas” (en las que muchas veces hay un público llamativamente numeroso que no se junta por casualidad y que es fácil saber cuándo se va a reunir y donde se juega mucho dinero) seguramente son posibles porque es factible muchos funcionarios estén involucrados directa o indirectamente en el negocio.
Todo esto transformará a la ciudades (y más especialmente a las grande ciudades) en verdaderas junglas urbanas regdas por leyes y códigos independientes del poder establecido, habrá nuevas mafias, empobrecimiento de las poblaciones, campamentos urbanos compuestos por la crecientelegión de desempleados que convivirán a pocos metros de lujosos rascacielos de tecnología de última generación, o sea: el escenario perfecto para el crecimiento de una violencia descontrolada e incontrolable, los escenarios no serán muy diferentes a lo que veíamos en “Blade Runners” “Calles de fuego” o “Mad Max”.
Se recomienda leer:
Declaraciones del Inspector General de Policía Mario Layera:
https://www.elobservador.com.uy/el-testimonio-layera-tres-dimensiones-n1231667
Informe del Pentágono:
http://www.abc.es/internacional/abci-futuro-apocaliptico-vaticina-pentagono-megaciudades-descontroladas-y-mas-tensiones-religiosas-201610142021_noticia.html
agosto 10th, 2013
Escuchando a quienes tienen, o pretenden tener alguna responsabilidad en lo referente a la seguridad en el tránsito, la conclusión a la que se llega es que hay muchos accidentes porque hay poca educación vial y la solución es enseñar a niños, adultos y ancianos y, si fuera posible, también a los perros, matungos y demás bichos sueltos que andan por calles y rutas.
En esto hay demasiada gente que piensa lo mismo, es decir, que nadie piensa nada, parecen Mujica diciendo “educación, educación y educación”. No voy a negar que la Educación Vial es un instrumento muy útil para la prevención de accidentes, pero es claro que al igual que en la vida, donde no todo se resuelve con educación, en materia de tránsito hay múltiples factores ajenos a la Educación Vial que inciden en que haya un elevado número de accidentes de tránsito. Los resultados son una muestra clara que las medidas que se están adoptando para disminuir los accidentes de tránsito, atacando el problema mejorando la Educación Vial, no tienen los efectos esperados, y no los tienen porque son medidas que no contemplan el problema de una manera integral.
Un ejemplo claro que la Educación Vial no sirve para todo, son las bicicletas que andan contra flecha, o las motos que circulan por las veredas, saben muy bien que no deben hacerlo y nadie va a pensar que enseñándoles que tienen que circular en el sentido del tránsito y sobre la calzada y no sobre la acera, van a evitar que sigan haciéndolo. El problema es otro. En todo esto hay sin duda un gran problema de falta de responsabilidad social de parte de quienes, de alguna manera, intervenimos en el tránsito, que seguramente es causante de un elevado porcentaje de los accidentes y quizá mayor que el de la falta de educación vial.
Un aspecto que generalmente es ignorado, que es al que me voy a referir fundamentalmente en este trabajo, es el de la Ingeniería de Tránsito. Una buena Ingeniería de Tránsito es una logística que contribuye a evitar accidentes, un ejemplo: la obligación de hacer ochavas en las esquinas es incorporar un elemento al diseño vial que mejora la seguridad del tránsito. Hay que reconocer que la realización de un proyecto vial requiere de diseño que debe tener en cuenta aspectos de seguridad, tanto para rutas, calles, caminos y obras de arte, por ejemplo: visibilidad, dimensiones adecuadas, drenaje correcto, señalización, etc.
Pero la Ingeniería Vial no es sólo diseño de vías de circulación, también es confeccionar la reglamentación del uso de estas vías, quiénes pueden utilizarlas y en qué condiciones, a qué velocidad, qué tipo de vehículo puede circular, etc., etc. y también el tipo de sanción para quienes no respeten las reglamentaciones, quiénes y cómo las aplican, etc., etc. Por ejemplo: la obligación de llevar encendidas las luces es una medida que, sin duda, ha evitado muchos accidentes, otra medida de Ingeniería de Tránsito que ha evitado muchos accidentes fue la adoptada hace varios años por la Intendencia de Montevideo, cambiando las flechas de las Calles Río Negro y Paraguay, antes para entrar al centro, quienes venían por la Rambla debían tomar Río Negro, por lo cual debían toparse con el tránsito de salida del Centro que lo hacía Por Paraguay, ahora para ir al Centro se toma por Paraguay y no se enfrenta al tránsito de salida, lo mismo pasa con quienes salen del Centro, no se cruzan con los que entran.
Otro aspecto de la Ingeniería de Tránsito que se encara de una forma, yo diría demagógica, es el de los vehículos viejos, el costo de la patente se determina por el aforo, o sea que cuanto más viejo es el vehículo, menos se le cobra hasta que al final no se le cobra nada. Creo que esto es una aberración, cuando un vehículo tiene más de diez años difícilmente esté cien por ciento en condiciones adecuadas, pero si tiene veinte o más, sin duda que más del noventa por ciento de esos vehículos no están en condiciones de circular y constituyen más un peligro que un medio de transporte, además de consumos elevados y producción de alta contaminación ya sea por lo obsoleto del diseño de sus motores, como por estar fuera de punto, además tienen mala visibilidad, sus frenos no tienen la eficiencia de los actuales, sus luces casi ni se ven, circulan sin seguro, por lo que los daños a terceros no los pagan los propietarios, etc., etc. Sería interesante hacer una estadística de la incidencia de vehículos obsoletos en accidentes de tránsito (mi visión es que intervienen en un porcentaje de accidentes mucho mayor que su porcentaje del parque automotor). Además mantener un vehículo viejo en condiciones se vuelve caro, los repuestos son difíciles de conseguir y cuanto más viejo son, más caros los cobran, si es que se encuentran, lo más común es que se termine haciendo un injerto casero de dudosos resultados. En realidad debería considerarse que mantener vehículos antiguos en condiciones de circular es un lujo, por lo tanto las patentes deberían aumentar a partir de determinada antigüedad, hasta que sólo un potentado pueda tener un vehículo antiguo. Una medida para disminuir en número de vehículos de muchos años podría ser hacer algo similar a lo que se hizo en España y Argentina (no sé si en otro país se hizo eso), que el gobierno los canjeara por nuevos vehículos de baja cilindrada sin cobrar impuestos, lo malo de eso es que, en ambos casos, los gobiernos que promovieron esa medida (El Partido Socialista Obrero Español con Rodríguez Zapatero a la cabeza y el peronismo con Menen en Argentina) terminaron sus respectivos mandatos con más del 25% de desocupación.
Creo interesante transcribir declaraciones del Presidente de Unasev (Unidad Nacional de Seguridad Vial), publicadas en el diario “El País” el día treinta y uno de Julio de dos mil trece en un artículo titulado “Unasev pide a Intendentes que cumplan ley de tránsito”, aunque no tenga nada que ver con la Ingeniería de tránsito , «Una ley es de aplicación nacional y las autoridades municipales tienen por Constitución que aplicar las leyes. No es admisible que desde la autoridad departamental se diga que no se va aplicar la ley. En ese sentido tratamos también de convencer tanto a Besozzi (Intendente de Soriano) como a Botana (intendente de Cerro Largo) y a la población que nos ayude a que los intendentes se den cuenta que por aplicar la ley no pierden votos«. Es verdaderamente increíble que autoridades nacionales hagan manifestaciones de este tenor en público, es la aceptación de que, nada menos que autoridades electas por el pueblo no cumplan con la ley, y para peor dice que no cumplen con la ley por miedo a perder votos, y en vez de denunciarlo ante la justicia por apología del delito (o algún otro delito, hay tantas leyes que algún delito se les podrá tipificar) y mandarlos a la cárcel que sería lo que corresponde, admite esa conducta y pide a la población que los ayude a cambiarla, creo el Presidente de Unasev tiene conceptos que muestran que no está a la altura del cargo que desempeña pues tiene la responsabilidad, la obligación y autoridad, no sólo para que los motociclistas acaten la Ley de Tránsito, sino para que quienes tienen que hacerla cumplir, efectivamente la hagan cumplir
Rebobinando, reducir los accidentes de tránsito es un problema complejo en el que intervienen múltiples factores, y pretender reducirlo a mejorar la Educación Vial es una simplificación muy grosera que no conduce a resultados aceptables. Creo que en ese aspecto las autoridades han equivocado su estrategia y debería ser el momento de enfocar la problemática de tránsito más profesionalmente con enfoques menos voluntaristas y más modernos.
mayo 5th, 2012
Recientemente el Vicepresidente de la República, Danilo Astori y el Ministro del Interior, Eduardo Bonomi, reconocieron que pese a la disminución de la pobreza en el país la violencia sigue en aumento.
Astori ha manifestado “No hay solo razones económicas para explicarlo. Hay razones que podemos llamar culturales en sentido amplio. La sociedad uruguaya muestra crecientes signo de desvío que antes no se conocían. Por un lado el aumento de empleo y de ingreso y caída de la pobreza e indigencia; y por otro, gente en las calles, adicciones y violencia inter e intra familiar. Este tipo de conducta no era tan frecuente en los años económicamente difíciles que tuvo el país. No puedo dar una explicación rigurosa sobre ese tema. Pero la sociedad uruguaya tiene enfermedades que llamo genéricamente “culturales” en el sentido de estilo de vida, que han empeorado. Hablo de frecuencias porque aberraciones siempre hubo. Ha empeorado. Debemos preguntarnos qué hacer distinto a lo que estamos haciendo” (Tomado de Diario Cambio del once de abril de dos mil doce)[1].
El vicepresidente reconoce que están sucediendo con mayor frecuencia cosas que sucedían esporádicamente o no sucedían.
Y no se da cuenta de porqué suceden.
Lo que el vicepresidente ha dicho se puede resumir de la siguiente manera: en primer lugar son hechos que han comenzado a suceder hace poco, y antes no sucedían (al menos en la cantidad que suceden ahora), en segundo lugar, no son hechos atribuibles a la situación económica, ya que ésta viene mejorando desde hace muchos años.
No me explico como el Cr. Astori, de razonamiento tan riguroso no saca conclusiones de lo que se infiere naturalmente de lo que dice.
Si hace muchos años esto no sucedía, no es un problema económico, y sí es un problema cultural reciente, se debe a que hay causas que surgieron recientemente que produjeron este cambio cultural ¿Y entonces .cuáles pueden ser estas causas? La respuesta es inmediata: es la filosofía del actual Gobierno que ha inducido cambios en las pautas culturales que lleva a que mucha gente tenga ese comportamiento violento.
Es un problema de filosofía de gestión que produce esos efectos, a ello se le debe agregar una administración que deja muchas dudas en cuanto a transparencia y objetividad, lo cual obviamente potencia los efectos nefastos de una filosofía de gestión conceptualmente equivocada en muchos aspectos.
Claro que siempre cabe la interrogante de que sí se den cuenta, porque tontos no son, y entonces ¿Por qué siguen en esa tesitura? No será porque les conviene que haya inseguridad y para combatirla haya que apelar a las Fuerzas Armadas y todo eso que ya vivimos y sabemos en dónde termina.
[1] Se sugiere ver post publicado el once de febrero de dos mil once en este blog titulado “Seguridad ciudadana” http://douglas.simonet.com.uy/opinion/seguridad-ciudadana/.
Se autoriza la reproducción total o parcial indicando la fuente
febrero 11th, 2012
El problema de la seguridad es de los que más preocupan a la población de nuestro país y, pese a lo que se ha intentado para disminuirla, los resultados son decepcionantes. Lo verdaderamente preocupante es que, lejos de disminuir, la inseguridad y la violencia van en aumento, y se produce conjuntamente con una mejora de la situación económica y disminución de índices de pobreza, o sea que el argumento de que la situación social de los delincuentes es lo que los lleva a cometer delitos, no es tan sólida como en general argumentan los voceros y adláteres del gobierno.
Es cierto que la situación social de desprotección y pobreza de vastos sectores de la población genera aumentos de delincuencia, pero el hecho que estos sectores marginados hayan disminuido, en tanto que la delincuencia sigue en aumento cualitativo y cuantitativo, es una señal clara que hay otros factores que inciden en el fenómeno que no están siendo evaluados como causas de generación de delincuencia.
Hace siete años que tenemos gobiernos del mismo partido con mayorías parlamentarias y la situación se sigue agravando, ya es un tiempo suficiente largo como para dejar de echarle la culpa a la herencia de los gobiernos anteriores, la responsabilidad de la situación actual es del actual gobierno, por más sofismas que esgriman para sacarse la responsabilidad de encima.
Hay algo de lo que todo el mundo está convencido: si el gobierno mantiene su actual filosofía de combate a la delincuencia, los asaltos, crímenes, violaciones, secuestros, robos y otros delitos van a seguir en aumento, y en esto la gente no se equivoca. Pienso que la situación actual es, entre otras muchas cosas, consecuencia de la aplicación del concepto de que los excluidos sociales que deciden transitar por la senda del crimen deben ser recuperados y brindarles oportunidades para que lo hagan. Todo eso está bien, pero resulta que la aplicación de este concepto se hizo flechando la cancha a favor de los delincuentes y se olvidaron de la otra inmensa mayoría de ciudadanos que no transitan por esa senda. Cuando un inadaptado asesina, hiere, asalta o viola a un ciudadano o ciudadana, los derechos que más se respetan son los del delincuente, porque parece que a nadie le importe que si asesinan a alguien puede haber una familia que queda desamparada, parece que los derechos humanos no pasan por ahí, pero al delincuente sí le dan casa, comida, ropa, calefacción y los dejan salir los fines de semana para que cometan tropelías. Y todo esto se viene haciendo desde hace muchos, pero muchos años. La consecuencia es que los gobiernos, en vez de dar el mensaje que “el crimen no paga”, dan uno muy diferente.
Por ejemplo, no sé cuantos millones de dólares se han gastado en construcción de pabellones para encarcelados, incluso se les da calefacción, no es que crea que es un lujo, pero me parece que hay muchas más personas, tan excluidas como los delincuentes, que merecen con mucho más derecho que se les brinden esas comodidades gratuitamente, insisto: el mensaje no es bueno. Y si se calculara la inversión “per cápita” en techo para delincuentes y población en general quedaría muy claro quiénes son los verdaderos privilegiados. Si un delincuente viola a una joven, a ésta no se le suministra tratamiento siquiátrico gratis, ni se le compensa de ninguna manera, es el mundo al revés. No pretendo que a los reclusos, mayores o menores, se les pongan grilletes y se los lleven a picar piedras de sol a sol, pero sí hacerlos trabajar en algo ocho horas por día o que cuando quemen colchones y destrocen instalaciones, se les haga dormir en el suelo o a la intemperie, hasta tanto no se repongan los colchones o se reparen los daños. Yo no vi ninguna manifestación o acto de protesta del PIT-CNT donde los manifestantes destrozaran sus casas, claro, quién le va a pagar la reparación, si rompen algo siempre es de otro.
Daría la impresión que es necesaria una discusión y revisión de la filosofía con la cual se encara todo lo referente al tratamiento de los reclusos. Por más que los delitos que haya cometido sean en gran parte consecuencia de su situación y entorno social, no se puede ser tan permisivo porque, en definitiva se fomenta la comisión de delitos y se termina perjudicando al ciudadano común. Pero ni al Ministro, ni a nadie del partido de gobierno se le ocurre pensar que pueden estar equivocados, piensan que con sus “operativos de saturación”, nomenclatura actual de las vilipendiadas y anticonstitucionales “razzias”, todo se va a arreglar.
Pero hay más aún, Uruguay no es un país que viva aislado del mundo, y todo este fomento, en un principio involuntario, de la delincuencia se está transformando en una sólida base para el establecimiento de mafias autóctonas vinculadas a las mafias del narcotráfico, ya hay muestras evidentes que han desembarcado en el Uruguay para quedarse. El hecho que hace poco, en un ajuste de cuentas le descerrajaran ocho balazos a un presunto narcotraficante, sin errarle ninguno, fue un indicio que se trató de la intervención de un profesional muy diferente a nuestros verdugos vernáculos, y además un mensaje muy claro que hay otra ley que se debe respetar, que no tiene el menor respeto por los derechos humanos.
En la última interpelación al Ministro del Interior, éste manifestó que se estaba trabajando en una ley que elevaba las penas por omisión a los deberes inherentes a la patria potestad, parece medio chiste, ya hay leyes al respecto, pero no se aplican, antes que hacer un nueva ley, que hagan cumplir la que existe, si se cree que no es buena, pues que se cambie, pero que se empiece por limitar la impunidad de los padres de los menores infractores. Parecería que la posición del Ministro es algo utópica (o cómplice) y nos está llevando a un crecimiento de la delincuencia que puede llegar a situaciones insospechadas.
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