MAMPARAS SI, MAMPARAS NO
La mampara de los taxis es una de las claras muestras, de cómo, en nuestro país los intereses corporativos priman por sobre la sensatez, el sentido común, las normas técnicas y el repeto por la vida de los demás.
Su incorporación hace más de veinticinco años fue decretada por el entonces Intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez, que puso fin a una larga discusión (e inicio a otra) sobre la obligatoriedad de su uso.
Con respecto a su incorporación, el gremio de los taximetristas ha sido, y sigue siendo, intransigente, para ellos es un dispositivo que protege a los conductores y su retiro no se negocia.
Pero resulta que, en muchos casos, la mampara, si bien protege a los conductores, es un elemento que, en muchos casos, suele aumentar la inseguridad de los pasajeros, tanto que es posible afirmar que su incorporación causó mucho más daños a éstos que los que salvó a los taxiimetristas.
En la actualidad se ha reflotado la discusión, oh casualidad, después que Uber hizo su aparición, resulta que los usuarios de los taxis, cansados de tener que soportar el tormento peligroso de la mampara, prefieren contratar a Uber: resultado el monopolio corporativista y prepotente de los taxis vio reducido su negocio de forma importante (y una de las causas es que la mampara es odiada por todos los usuarios de taxis, no es la única causa de la disminución del negocio, también está el mal estado de mantenimiento de los taxis, la falta de higiene de los vehículos, la falta de confort, no tienen en su mayoría aire acondicionado, la apariencia de mugrientos de la mayor parte de los choferes, que muchas veces parecen drogados, y también sus modales que dejan bastante que desear).
Todo esto ha hecho que aparezcan voces que abogan para que la mampara no sea obligatoria. Yo creo que se sigue errando, y se sigue errando porque la Intendencia de Montevideo desde mil novecientos ochenta y cinco a esta parte, respaldó al monopolio de los taximetristas. En realidad hay soluciones en las cuales el taxi puede estar provisto de mampara y el pasajero no vaya como sardina en lata y con el Cristo en la boca por miedo a romperse la crisma, pero el corporativismo prepotente no la consideró (y las autoridades lo ampararon) porque significaba que ganaban algo menos: la solución es usar autos más grandes que tengan suficiente espacio como para que la mampara no limite la libertad de movimientos a los pasajeros que van en los asientos traseros (en muchos lugares del mundo los taxis son autos como para llevar confortablemente varios pasajeros y tienen mampara, pero acá admitimos como taxi con mampara a un Fiat Uno. Hubo un intentos de establecer medidas mínimas en los taxis por el Intendente Martínez, pero fue un chiste de mal gusto, no quiero exagerar pero que hasta un Chery QQ es los suficientemente espacioso como para cumplir holgadamente con los mínimos exigidos.
Bueno, así vamos.
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