EL HÁBITO DE LA LECTURA II
Cuando se habla de fomentar el hábito de la lectura difícilmente se hacen planteos de cómo lee la gente, y cuando digo cómo lee la gente, me refiero al proceso que permite capturar la información impresa y codificarla de manera de almacenarla en el cerebro para ser comprendida y luego, eventualmente ser utilizada, creo que éste es un aspecto relevante, porque no todos leemos igual, y eso puede incidir de manera sustancial en el desarrollo del hábito de la lectura.
Leer es un proceso de obtención de información mediante la interpretación de signos que tienen una cierta correlación con el lenguaje hablado, pero que es distinto de la comunicación oral, porque la transmisión de información es sustancialmente diferente y si bien en el proceso de aprendizaje de la lectura, al principio se va deletreando, casi hablando, puede pensarse que en esa primera etapa la obtención de información mediante la lectura es similar a la oral.
Pero a medida que se va adquiriendo destreza en la lectura, ya no se deletrea y las diferencias con la transmisión de información oral empiezan a ser sensibles. Este proceso de adquisición de destreza en la lectura no es el mismo en todas las personas, mientras algunas apenas superan el deletreo otras evolucionan hacia formas mucho más eficientes.
Creo que esa diferencia en la evolución del proceso de lectura es tan importante que tiene como consecuencia que, quienes leen con mayor eficiencia tengan mejores rendimientos de aprendizaje, en particular recuerdo que cuando era estudiante de secundaria ya era un lector eficiente y en general estudiaba mucho menos que otros estudiantes y me iba mejor, pero creo que lo que sucedía en realidad es que a ellos les costaba más tiempo aprender no porque tuvieran dificultades en entender lo que leían, sino porque leían más despacio. El leer más despacio trae aparejadas otras consecuencias, no es lo mismo para un niño o un adolescente estar una hora estudiando que media, con el aumento de tiempo de lectura se pierde concentración, se aburre, se cansa, en fin, se le dificulta el aprendizaje por falta de velocidad en la transmisión de información y pierde rendimiento. Lo mismo sucede con la lectura, si se lee despacio, lo que se lee será más aburrido y menos propensión a la lectura se tendrá.
O sea que, a mi juicio, una campaña de promoción de la lectura no debería dejar de lado su aspecto formal, porque puede suceder que muchas personas no adquieren el hábito de la lectura porque no saben leer eficientemente.
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