julio 27th, 2010
El cinco de marzo pasado publiqué en este blog un post titulado “Horas extra y otras yerbas”, en el cual escribía con respecto a la huelga del Servicio de Recolección de Residuos de Montevideo efectuada el año pasado “da la posibilidad que con los funcionarios cumpliendo su horario de trabajo, el servicio no pueda realizarse, de hecho se puede hacer una huelga sin perder jornales. Entonces uno se pregunta ¿Y los jerarcas qué hacen, son cómplices o incompetentes? Porque si administran un servicio en el cual si los funcionarios cumplen con su horario no se puede efectuar, parece una forma bastante surrealista de administrar, claro que lo cierto es que el que verdaderamente paga los jornales no es el que administra.”.
Pero no es un hecho aislado que los funcionarios para dar continuidad al servicio hagan horas extra, también pasó en CONAPROLE y ahora con el súper gas, seguramente en los próximas semanas o meses habrá una situación similar en otro ente, donde los funcionarios trabajando a reglamento dejen sin servicio a la población.
Ahora que el gobierno se propone efectuar una “Reforma del Estado”, sería la oportunidad de rever esas situaciones, donde los funcionarios, todo el año, o por largos períodos, perciben horas extra, que en realidad no lo son, sino que es un aumento del horario de trabajo (de esa manera trabajan diez y hasta doce horas por día) para obtener mayor retribución, violando la norma de las ocho horas de trabajo e impidiendo que desocupados puedan realizar esa tarea, dándoles, además, la posibilidad de chantajear a la población con la amenaza de no prestar el servicio trabajando a reglamento.
Estas situaciones deberían ser suprimidas en la “Reforma del Estado”, evitando que esos aumentos de sueldos encubiertos puedan ser otorgados, máxime si generan situaciones que puedan ser utilizadas en beneficio de unos pocos en perjuicio de la población.
marzo 5th, 2010
ver también: http://douglas.simonet.com.uy/opinion/un-millon-de-horas-extra/, publicado el 24/04/2012.
Es un hecho archiconocido que el sueldo, mejor dicho lo que en el sobre de cobro de haberes de funcionarios públicos de muchos entes figura como sueldo, es un porcentaje, muchas veces bastante bajo, de lo que realmente perciben como retribución total.
Lo que sucede es que, además del sueldo en muchos casos, perciben complementos que pueden llegar a ser de las formas más variadas y exóticas, horas extra, dedicación total, extensión horaria, viáticos, guardias, turnos rotativos, viáticos de alimentación, vales para compra en supermercados[1], vales para compra de alimentos en un ente que se llamaba Subsistencias, suministro de viviendas o pago de alquileres, disminución del horario de trabajo manteniendo el sueldo, para después aumentar el horario de trabajo con un aumento de sueldo, llegando en casos extremos al otorgamiento de préstamos no reintegrables o viáticos virtuales.
Es cierto que de todas estas extras y complementos que perciben los funcionarios hay algunos que son justificables y hasta necesarios para la buena prestación de los servicios, pero hay otros que difícilmente lo sean y muchos seguramente entrarían en el terreno de lo ilegal, porque en general son aumentos de sueldos encubiertos, que por ley no pueden otorgarse, son claramente inconstitucionales, pero que eufemísticamente se les da otro nombre para disimular la violación de la norma.
Una consecuencia de esto es que nunca se sabe si el sueldo de un funcionario público es realmente lo que percibe, o si en realidad está ganando mucho más y cuando reclama aumento de sueldo mínimo no está reclamando el aumento de una retribución muy superior.
Claro está que cuando se hacen las cosas mal se termina siendo rehén de sus propios errores, un claro ejemplo de hasta donde pueden llegar las cosas fue lo sucedido en una huelga del servicio de Recolección de Residuos de la capital el año pasado[2]. En determinado momento los funcionarios dijeron que no iban a realizar horas extra, a lo que no se los podía obligar, pero resulta que adoptando esa medida el Servicio de Recolección no se podía hacer, y aquí está la paradoja ¿Cómo es posible que sea necesario el otorgamiento consuetudinario de horas extra para que pueda cumplirse un servicio público?[3]
Este aumento de sueldo encubierto que significa el otorgar un número de horas extra predeterminadas de antemano (en realidad no son horas extra imprevistas porque ya están previstas) da la posibilidad que con los funcionarios cumpliendo su horario de trabajo, el servicio no pueda realizarse, de hecho se puede hacer una huelga sin perder jornales. Entonces uno se pregunta ¿Y los jerarcas qué hacen, son cómplices o incompetentes? Porque si administran un servicio en el cual si los funcionarios cumplen con su horario no se puede efectuar, parece una forma bastante surrealista de administrar, claro que lo cierto es que el que verdaderamente paga los jornales no es el que administra.
[1] Una forma de evasión a la Seguridad Social por parte del Estado, que además asegura el cobro del IVA.
[2] Este artículo lo escribí en 2008.
[3] La Intendencia de Montevideo no es el único ente en el cual si los funcionarios no realizan horas extra no se puede cumplir el Servicio. Como dato anecdótico, cuando fui Director del Servicio de Recolección de Residuos de la Intendencia de Montevideo, se efectuaban once mil horas extra por mes para un total de mil funcionarios, que pagadas a tiempo y medio significan cien puestos de trabajo que no se cubrían. El día once de abril de dos mil doce el diario «El País» de Montevideo publicó un artículo titulado «Municipales cobraron un millón de horas extra» (en dos mil once) ver http://www.elpais.com.uy/120411/pciuda-635568/ciudades/municipales-cobraron-un-millon-de-horas-extras/
Se autoriza reproducción total o parcial de este artículo indicando la fuente