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EL CANAL DE LOS FARAONES

diciembre 3rd, 2009

Cuando me faltaba un año para recibirme decidí hacer un curso intensivo de inglés, lengua que con el nombre que tengo debería dominar, en dicho curso, a partir de determinado nivel, los alumnos debíamos hacer breves exposiciones sobre un tema a nuestra elección, cuando tuve que hacer una de esas exposiciones y recordé que una vez había leído un ejemplar del “The Nacional Geographic Magazine”, de noviembre de 1935, que tenía un artículo sobre el canal de Suez en el cual se decía que en tiempos de Seti y Ramsés II (aproximadamente 1300 A.C.), los antiguos egipcios habían construido un canal que unía el Nilo con el Mar Rojo, así que en la charla que me tocó  hablé sobre este canal. Más tarde leí sobre su existencia en “Historia de la Ingeniería” del Ing. Enrique Chiancone (profesor de esta materia en la Facultad de Ingeniería, materia que lamentablemente no existe más). Grande fue mi sorpresa al enterarme que los egipcios se habían adelantado a Ferdinand de Lesseps por más de tres mil años, pero no tuve una actitud crítica frente a ese hecho, quizá por la seriedad de las fuentes o porque mis prioridades estaban lejos de analizar lo que se decía que había sucedido.

Hace poco tiempo me pidieron que diera una conferencia sobre el agua en la cual hice referencia a obras hidráulicas de la antigüedad y lógicamente cité al canal que unía el Nilo con el Mar Rojo.

Después de esta conferencia, en la cual hice algunas reflexiones sobre la importancia de dicho canal para el comercio, me empecé a preguntar cómo era que el contacto entre oriente y occidente fue tan escaso por esos tiempos pese a tener una comunicación marítima y comencé a investigar más seriamente sobre el tema.

La historia que se cuenta es más o menos ésta: aparentemente aproximadamente por el año 2000 A.C., bajo el reinado del faraón Sesostris I (XlI Dinastía) existía una comunicación acuática que unía el Nilo con el Mar Rojo por el Wadi Tumilat (una zona baja al este del delta del Nilo) y los Lagos Amargos, no existe información de cómo fue construido, pero se estima que estuvo operativo de forma intermitente hasta el siglo VII A.C. que fue abandonado debido a los trastornos políticos y la falta de mantenimiento. De esta época se pueden destacar las expediciones realizadas en los tiempos de la faraona Hatshepsut por el 1500 A.C. que hizo varias incursiones marítimas al reino del Punt (probablemente Eritrea en la costa oriental de África sobre el Mar Rojo).

Mas adelante, el faraón Necho (Necao), aproximadamente por el 600 A.C. intentó reabrir este canal y pese a que sacrificó varias decenas de miles de esclavos para la tarea, no la concluyó debido a consejos de sus astrólogos.

Luego de la conquista de Egipto por Darío (512 A.C.), éste continuó la obra de Necho y la construyó aún más monumental, el canal tenía 45 metros de ancho y permitía el cruce de dos embarcaciones simultáneamente. A la inauguración de la obra asistió el propio Darío y fue una ceremonia grandiosa, la escuadra imperial navegó el canal en presencia del rey para transportar a Persia los tributos de las provincias orientales y se colocaron tres enormes estelas conmemorativas de granito rosado.

La reapertura del canal de Suez convirtió a Egipto en el centro de la economía oriental. La conquista del valle del Indo y su transformación en satrapía colocó a toda la economía india bajo el dominio de Darío. La ruta marítima que unía directamente Persia el Indo y las costas de Arabia en el Mar Rojo y por éste a los puertos de Fenicia y de Jonia sustituyó, en provecho de Egipto, a la antigua ruta terrestre de la India a Babilonia. A partir de entonces la importancia económica de Mesopotamia decaería.

Tiempo después de la conquista de Egipto por Alejandro Magno y del reparto de su Imperio, durante la dinastía Tolemaica, el canal fue mejorado y  Ptolomeo Philadelphus propuso hacer un canal por el istmo, uniendo directamente el Mediterráneo con el mar Rojo, seguramente pensando que no presentaría los problemas de aterramiento que tenía el antiguo canal debido a los sedimentos transportados por el Nilo, pero fue persuadido por sus asesores por la creencia que el nivel del Mar rojo era superior al del Mediterráneo y que la de unión de ambos mares causaría una gran inundación, creencia que se mantuvo hasta el siglo XIX, incluso Napoleón, a quien también se le ocurrió hacer un canal con esa traza, fue convencido por su ingeniero jefe que el Mar Rojo tenía un nivel diez metros superior al Mediterráneo.

Durante la dominación romana, el emperador Trajano que gobernó Roma a principios del siglo II D.C. modificó el trazado, se preocupó en la construcción y mejora de puertos y mejoró la circulación de las aguas, el canal por esos tiempos fue llamado Río de Trajano, pero ya en tiempos de Constantino, finales del siglo III D.C. estaba aterrado y no era operativo.

Con la conquista árabe de Egipto en el siglo VII el canal entra en la última etapa de su historia, fue reabierto en el invierno del 641-642 D.C. y estuvo operativo hasta finales del siglo VIII bajo el nombre de “Canal del Comandante del Fiel”. En el 778 D.C. fue cerrado deliberadamente por el Califa al-Mansour por razones militares.

Esta es, relatada de forma muy breve, la historia del canal que unía el Nilo con el Mar Rojo tal como, a mi entender, surge de la lectura de libros y artículos, pero no todos cuentan la historia de esta manera, hay muchas dudas y opiniones respecto de este canal, lo cual es lógico ya que hurgar en la historia de hace cuatro mil años no es algo tan sencillo, no solamente porque es difícil la supervivencia de documentos y construcciones tan antiguos, sino también porque las historias que nos llegan de esas épocas son las historias oficiales, que en general tienden a glorificar y magnificar a los gobernantes de turno y todo lo que hicieron, más que a brindar una visión objetiva de los hechos, con el agregado que en el caso de la información escrita obtenida de los egipcios es una traducción de un idioma que hace milenios se dejó de hablar y que recién hace doscientos años se pudo descifrar. Un lenguaje real no es como un lenguaje matemático que tiene una única interpretación, sino algo que tiene ambigüedades, así que las traducciones de documentos egipcios siempre son motivos de discusión. Si la documentación es de segunda mano, empieza a funcionar el “teléfono descompuesto” introduciendo aún más ruido, si todavía agregamos que esos documentos han sido escritos por personas con una formación cultural diferente, es lógico reconocer que la reconstrucción de lo sucedido en épocas remotas es una aproximación, a veces grosera, de lo que verdaderamente pasó.

O sea que no es de extrañar que haya quienes cuenten la historia de una forma muy diferente, no todo el mundo piensa que dicho canal existiera desde el año 2000 A.C., por ejemplo, Posener entiende que no fue sino hasta los tiempos de Necho en que se comenzaron las obras, también Redmount señala que si bien los clásicos (Aristóteles y Plinio el Viejo) hablan de la existencia de un canal en tiempos anteriores a Necho, en aquellos tiempos las regiones centro y este del Nilo, así como las de las adyacencias al Istmo de Suez tenían una muy baja densidad de ocupación, por lo cual las posibilidades de comercio eran escasas y con seguridad los costos de construcción y mantenimiento excederían a los beneficios, agregando (Redmount) que también era posible que la tecnología necesaria para construir y mantener operativo semejante canal no estaba disponible en esos tiempos.

Las razones esgrimidas son sólidas, con excepción, a mi juicio de que la tecnología no estuviera disponible, en estas cosas hay que respetar a los antiguos egipcios que se las ingeniaban para hacer cosas asombrosas con los recursos que disponían. Pero también es cierto que no solamente las zonas indicadas por Redmount estaban deshabitadas, sino que también había como dos mil kilómetros de Mar Rojo que estaban casi desiertos (aún hoy lo están) y con unas costas a la que desaguan ríos intermitentes, no había mucha cosa para conquistar, negociar o reabastecerse y la construcción de una obra de esa envergadura seguramente consumiría excesivos recursos que nunca serían recuperados y que se podrían utilizar en alguna otra cosa de mayor utilidad.

Los argumentos de Redmount y Posener, por citar a dos egiptólogos que cuestionan la existencia del Canal de los Faraones antes de Necho, son sólidos, pero creo que puede haber otras visiones para analizar el hecho.

Por ejemplo la geología nos brinda una información interesante, primero porque nos obliga a pensar que en otras épocas la geografía no fue como la conocemos hoy, el clima está variando continuamente con lo cual la temperatura ambiente, los caudales de los ríos, su cauce, etc. pudieron haber sido bastante diferente de lo que son ahora, esto es especialmente importante en Egipto ya que si no fuera por el Nilo sería un desierto, variaciones en la pluviometría afectan los caudales del río, los niveles y permanencias alcanzados por las crecidas y su importante aporte sólido de nutrientes y por lo tanto a la economía de la región.

La geología nos dice que en tiempos no muy remotos (a escala geológica) el Mar Rojo y el Mediterráneo estaban unidos por un Canal de Suez natural, movimientos tectónicos fueron elevando el territorio en el golfo de Suez y deprimiendo el Mediterráneo, o sea que a medida que esto sucedía este canal se cortó y la cabecera del Mar Rojo fue retirándose hacia el Sur, esto sugeriría que los Lagos Amargos eran parte del Mar Rojo en tiempos geológicamente recientes, por ejemplo hace cuatro mil años.

También las investigaciones sobre relatos bíblicos proporcionan informaciones interesantes al respecto. A esa zona le han dedicado mucho estudio, investigación y discusión porque por ahí fue que David cruzó el mar, que se abrió a su paso y luego se cerró abruptamente para ahogar a los egipcios que los perseguían, eso de alguna manera podría ser explicado por la existencia del canal.

La Biblia habla de un Mar de Cañas (papiros), que algunos identifican con el Mar Rojo, pero las cañas no crecen en ambientes salinos, algunos sugieren que la cabecera del Mar Rojo (posiblemente los Lagos Salados en esos tiempos) tuvieran algún tipo de conexión natural con el Nilo de modo tal de transformar esa zona en un estuario y por lo tanto, al haber aporte de agua dulce, presentar condiciones de salinidad adecuadas para el crecimiento de las cañas.

De estas últimas observaciones podríamos concluir que en tiempos relativamente recientes un brazo oriental del Río Nilo desaguaba en la Cuenca del Mar Rojo, es decir existía una conexión natural entre el Nilo y el Mar Rojo. Esta comunicación podría ser intermitente, dependiendo de las crecidas anuales del río e incluso establecerse en crecidas excepcionales, hay que tener en cuenta que el Nilo es el río más largo del mundo y tiene un régimen muy particular, una vez por año se producen lluvias muy abundantes en la cabecera de la cuenca que ocasionan una onda de crecida que se traslada todo a lo largo del río atravesando un desierto prácticamente sin ningún otro aporte, esta circunstancia hace que esta onda de crecida a la altura del delta (en el bajo Nilo) tenga una permanencia del orden de meses, además el incremento de nivel del pelo de agua es del orden de la decena de metros, o sea que este aumento de nivel podría permitir una conexión entre el Nilo y el Mar Rojo y aunque la conexión fuera intermitente, el tiempo que se hubiera podido utilizar no hubiese sido despreciable. Tampoco son de despreciar las mareas del Mar Rojo, que en Suez tienen una variación importante. O sea que en una zona tan llana, tanto la magnitud de las crecientes del Nilo como las mareas del Mar Rojo pudieron haber tenido un papel importante en establecer una conexión natural entre ellos.

Este canal se habría ido aterrando por los aportes de sedimentos, la arena de las tormentas del desierto y por el ascenso de la región de Suez, parecería que estos problemas de aterramiento fueron muy importantes y dejaron al canal fuera de servicio por largos períodos por falta de mantenimiento.

El hecho de la existencia de una conexión acuática entre el Nilo y el Mar Rojo no significa que ésta fuera navegable, incluso hay quienes afirman que no todo el trayecto se hacía en barco, sino que en algún trecho los desguazaban las naves y las transportaban por tierra.

La posibilidad de la existencia de una comunicación natural implicaría que para unir el Nilo con el Mar rojo no era necesaria la excavación de todo el canal, sino que quizá con la profundización de algunos tramos se podía lograr la navegabilidad en toda su extensión y de esa forma los costos de esas obras podrían exceder a los beneficios.

También hay que considerar que los conceptos de costos y beneficios de los antiguos egipcios pudieron haber sido muy diferentes de los nuestros. Por ejemplo, la expedición marítima de la faraona Hatshepsut al reino del Punt (Muy promocionada en bajorrelieves de la época, donde hasta se muestra la hija del rey del Punt, una mujer obesa probablemente con problemas hormonales)  y pese a que los faraones eran bastante manipuladores y mentirosos, ya que sus historias oficiales esculpidas en bajorrelieves en sus templos eran más unos avisos comerciales que otra cosa, esos recordatorios seguramente obedecen a un hecho histórico real, que probablemente no tuvo fines estrictamente comerciales y/o militares sino, que fue fundamentalmente una demostración de poder para reafirmar su autoridad, ya que su acceso al poder, debido a su sexo, era algo que sería cuestionado por más de algún descendiente de faraón que se creía con derecho al trono.

O sea que aunque no se hubiera dispuesto de una tecnología como para ejecutar una obra de la envergadura del canal no puede descartarse que existiera una vía acuática de comunicación entre el Mar Rojo y el Nilo en tiempos de Hatshepsut y aun anteriores.

También merece un comentario el hecho que la propuesta de Ptolomeo Philadelphus de unir el Mar Rojo con el Mediterráneo como el actual Canal de Suez hubiese sido descartada por la creencia que el nivel del Mar Rojo era superior al del Mar Mediterráneo. Si Darío había construido un canal desde el Nilo al Mar Rojo varios siglos antes, es evidente que hubo una conexión entre el Mar Rojo y el Mediterráneo y nunca nadie habló de inundaciones o sea que era claro que la diferencia de nivel entre ambos mares era irrelevante y perfectamente conocida en la época. Se puede pensar que los asesores de Tolomeo eran de primera línea y no deberían cometer errores tan groseros y que hubo alguna circunstancia que los llevó a pensar de esa manera y ello podría explicarse admitiendo que el canal de Darío tuviera esclusas para salvar desniveles naturales, lo cual pudo haber confundido a los asesores. Igual concepto tenía el ingeniero jefe de Napoleón dos mil años después y también fue un obstáculo para De Lesseps, creo que este es un aspecto sobre el cual no se ha investigado lo suficiente y que merecería una mayor atención.

Resumiendo se podría decir que la existencia del “Canal de los Faraones” en tiempos de Hatshepsut y aun anteriores, no puede descartarse ni aceptarse, los argumentos de Posener y Redmount en contra de su existencia soslayan el hecho que la geografía y el clima cambian con los años (antes de la construcción de la Represa de Assuán el delta del Nilo avanzaba cuatro metros por año y si miramos un mapa de Egipto podemos observar una convexidad originada por la sedimentación del material sólido aportado por el río) ya que hay presunción fundada de la existencia de una conexión natural en tiempos remotos. Tampoco es aceptable el hecho que porque en viejos papiros o en los bajorrelieves de templos egipcios muestren flotas navegando por presuntos canales en busca de negocios y gloria hay por qué creerles, creo que todavía habrá que investigar para llegar a una conclusión definitiva de la existencia o no del canal en tiempos de Hatshepsut y aun anteriores, parecería que un conocimiento más profundo de la historia geológica y del clima de la región podría brindar los argumentos definitivos sobre la presunta existencia de dicha conexión.

Este trabajo obtuvo mención en el concurso del Instituto Uruguayo de Egiptología, 2005.                      

Se autoriza reproducción total o parcial de este artículo indicando la fuente

Este post fue publicado por primera vez el 2009 06 30, esta versión presenta modificaciones respecto a la publicada esa fecha.

Enlaces

es.wikipedia.org/…/Tecnología_del_Antiguo_Egipto

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