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LA EXTINCIÓN DE LOS DINOSAURIOS

marzo 8th, 2010

 

La película “Parque Jurásico” utilizó la atracción que ejercen los dinosaurios sobre el público y creó una verdadera dinosauriomanía, aparecieron juguetes, documentales, merchandising, artículos periodísticos y científicos sobre ellos, en fin, los dinosaurios se pusieron aun más de moda de lo que siempre estuvieron.

La razón por la cual esas voluminosas bestias antediluvianas despiertan tanto interés es, sin duda, el asombro que causa a mucha gente el hecho que seres de semejante tamaño hayan desaparecido del planeta, es impensable que seres con todas las posibilidades de imponerse por la fuerza a sus adversarios puedan extinguirse. La verdad es que eso de lo del tamaño y la fuerza es una mentalidad machista y autoritaria y no hay nada más alejado de la realidad, hasta podría decirse que una de las causas de la extinción fue que eran demasiado grandes.

En realidad la circunstancia de la desaparición de especies no debería ser motivo para llamar tanto la atención porque ha venido sucediendo desde el principio mismo de la vida, incluso se reconocen varias extinciones masivas[1] en las cuales un elevado porcentaje de especies desaparecieron en un lapso geológico relativamente breve, pero como tenían menos marketing publicitario que los dinosaurios y pasaban más desapercibidas, pasaron al olvido sin pena ni gloria, es más, en la última extinción masiva, en la cual desaparecieron los dinosaurios, junto con ellos desaparecieron también muchas otras especies de menor porte y también vegetales.

Los dinosaurios hicieron su aparición sobre el planeta hace apenas unos dos cientos millones de años y desaparecieron abruptamente hace unos sesenta y cinco millones de años, en realidad un lapso relativamente breve en la historia de la vida sobre la Tierra. Existen infinidad de teorías que pretenden explicar la desaparición de los dinosaurios, algunas serias, otras disparatadas, también ha sido la causa de algunos comentarios humorísticos “La era de los dinosaurios ya había durado demasiado y fue una equivocación desde el principio” o “Al ver tal cantidad de posibilidades fantásticas de extinción, uno se pregunta ¿Cómo se las arreglaron para sobrevivir tanto tiempo?”

Entre las tantas teorías sobre la extinción, las hay de todo tipo, como por ejemplo, que los huevos de los dinosaurios tenían la cáscara muy gruesa (por incorporación de demasiado calcio en la dieta) lo que impedía que la cría la pudiera romper, también hay otra que dice que las cáscaras eran demasiado finas (por falta de calcio en la dieta) y el huevo se rompía (ninguna de las dos explica porqué simultáneamente también desaparecieron otras especies), también hay quienes sostienen que murieron por estreñimiento: el Dr. Fritz Kahn dice “Los helechos contienen aceite laxante y con las pteridofitas[2] perdió la raza de gigantes su purgante habitual. Los grandes señores se volvieron gruñones, reacios a luchar y a amar, y así perecieron vergonzosamente de estreñimiento”. Todas estas hipótesis se pueden leer en internet en un artículo titulado “45 hipótesis acerca de la extinción de los dinosaurios”. Recientemente, el ocho de enero de dos mil ocho, en el diario “El Mundo” de Madrid, en un artículo titulado “Los insectos acabaron con los dinosaurios”, se puede leer la que sería la cuadragésima sexta causa de la extinción, elaborada por los paleontólogos estadounidenses de la Universidad de Oregón, George y Roberta Poinar[3] en su libro “¿Qué sacó de quicio a los dinosaurios? Insectos, enfermedades y muerte en el Cretácico”.

Aunque parezca una perogrullada, vale la pena recalcarlo, es fácil de imaginar que una de las principales dificultades para saber qué fue lo que le sucedió a los dinosaurios es que los hechos ocurrieron hace más sesenta y cinco millones de años, la verdad que casi parece magia que se sepa algo de lo sucedido hace tanto tiempo y que se le pueda poner fecha con alguna precisión, esta es, a mi juicio, una de las principales causas que no haya consenso generalizado sobre lo que pasó. Este es un aspecto sobre el cual casi no se habla, pero sesenta y cinco millones de años es mucho, pero mucho, tiempo, encontrar fósiles y determinar que pertenecieron a esa época parece casi un milagro y saber que desde hace sesenta y cuatro millones de años no se encuentran dinosaurios es casi magia, claro que todo esto da para que aparezcan charlatanes de todo calibre.

La hipótesis más aceptada de la causa que provocó la extinción de los dinosaurios es la de la colisión de un asteroide con la Tierra, que originó una nube compuesta de vapor de agua, humo y diversos componentes que se extendió por todo el planeta impidiendo el paso de los rayos solares por un período que pudo ser de varios meses, lo cual provocó un prolongado descenso en la temperatura (un “invierno nuclear” natural), reduciendo significativamente la actividad fotosintética y con ello dificultando la supervivencia de los herbívoros y la de sus predadores, dicho de una manera simplificada, porque el  proceso es bastante más complejo que lo descrito[4].

En la península de Yucatán y parte del golfo de México se ha detectado un enorme cráter, el cráter de Chixulub, resultado del impacto de un meteorito de unos diez kilómetros de diámetro que habría sucedido por la época de la extinción de los dinosaurios y que según modelos teóricos habría sido suficiente como para causar un “invierno nuclear”. Sin embargo existen registros de impactos de otros grandes meteoritos que aparentemente no causaron extinciones masivas, como el cráter de Manicouagan en Canadá o el de Popigai en Siberia. También hay quienes sostienen que lo que provocó el “invierno nuclear” no fue la colisión con un meteorito, sino una gran erupción o grandes erupciones.

Por otra parte algunos científicos afirman que hacía mucho tiempo que las especies de los dinosaurios venían declinando porque el clima del planeta se estaba templando como consecuencia de los cambios de la circulación atmosférica y marítimas causados por la deriva de los continentes, que provocaban un lento pero inexorable cambio climático que llevaba a que el planeta fuera más templado y por lo tanto disminuyera la actividad fotosintética y, concomitantemente, la producción de alimentos, o sea que el destino de los dinosaurios, según los que sostienen estas hipótesis, estaría sellado sin necesidad de un cataclismo apocalíptico como la colisión con un meteorito o erupciones volcánicas. O quizá no se extinguieron y evolucionaron rápidamente hacia otras especies más adaptables.

Lo más probable es que, como siempre sucede, no haya una única causa que explique la desaparición de los dinosaurios, conjuntamente con un buen número de otras especies animales y vegetales, algunos de ellos de no tan gran porte, sino que haya sido la concurrencia de varios eventos más o menos contemporáneos, pero lo que sí es seguro es que todavía será motivo de discusión por varias décadas.

Vale la pena destacar, una vez más, que la extinción masiva que eliminó a los dinosaurios comprendió también a reptiles de menor tamaño e incluso seres unicelulares, o sea que el tamaño no fue única la razón por la cual se extinguieron varias especies en esa época. De todas maneras, aunque sesenta y cinco millones de años, a escala de tiempo de la evolución de las especies no es tanto tiempo, la naturaleza no ha hecho más experimentos con seres de ese tamaño después de su desaparición.

Steven Spielberg, que en “Parque Jurásico[5] no tuvo muchas preocupaciones sobre cuáles fueron las causas de la extinción de los enormes saurios, incorporó en la película un elemento sumamente perturbador, que avivó la imaginación de mucha gente debido a sus implicancias: la posibilidad de obtener ejemplares de especies desaparecidas a partir de genes conservados de alguna manera, en ese caso en ámbar.

Admitiendo que el progreso de la ciencia haga posible reproducciones de los desaparecidos dinosaurios habría que preguntarse si realmente éstos tendrían posibilidades de sobrevivir en el mundo actual y si toda la fantasía de la película (de esa y de muchas más que tratan sobre dinosaurios) podría volverse realidad.

La respuesta a esta duda se encuentra, obviamente, en el plano de las hipótesis, pero es claro que, en la actualidad, en el único lugar que eventualmente podrían sobrevivir sería en las selvas tropicales, porque serían los únicos lugares capaces de suministrarles alimentos en cantidad suficiente, además de una temperatura más adecuada.

Pero hay un hecho, que no es menor, que no debe ignorarse y es que estaban adaptados a un entorno con clima diferente, con duraciones de días más cortas y conviviendo con una flora y fauna que ya no existen, si se los ubicara en la actualidad, además de encontrarse en un ecosistema muy distinto, se verían obligados a competir con seres vivos con sesenta y cinco millones de años más de evolución y adaptados a las actuales circunstancias, además de tener que enfrentar los nuevos virus y bacterias.

Los dinosaurios tenían cerebros que no eran tan pequeños y, según parece, la relación entre el tamaño del cerebro y el peso del cuerpo fue creciendo a través del tiempo o sea que también fue en aumento la coordinación de movimientos. Algunas de estas especies eran bípedas, lo cual significa un sistema nervioso capaz de controlar a alta velocidad la coordinación muscular para el mantenimiento del equilibrio de enormes masas musculares, o sea que no eran unos seres tan primitivos, sino el resultado de una evolución muy sofisticada, incluso los grandes dinosaurios, para su tamaño, debieron estar dotados de una agilidad extraordinaria, sorprendente para sus dimensiones.

Pero aun suponiendo que tuvieran una buena capacidad de movimiento y una inteligencia similar, e incluso superior, a la de algunas especies actuales, si se pudieran obtener ejemplares vivos, como en “Parque Jurásico”, la discontinuidad sobre el planeta de sesenta y cinco millones de años los haría seguramente inviables hoy, porque seguramente no podrían adaptarse al entorno actual, fundamentalmente porque sus sistema inmunológico no sería capaz de contrarrestar las nuevas cepas de gérmenes patógenos.

 


[1]  Se reconocen cinco extinciones masivas de vida sobe la Tierra y, aparentemente, con el desarrollo de la civilización estaríamos en puertas de un sexta.

[2]  Se dice de las plantas criptógamas de generación alternante bien manifiesta; p. ej., los helechos.

[3]  Los Poinar son especialistas en el estudio de los insectos atrapados en el ámbar, algunos de ellos aún conservan la sangre que le extrajeron a los animales que picaron así como los microorganismos que causan algunas enfermedades transmisibles con las picaduras. Los insectos, según los Poinar, además de causar muerte y enfermedades a los dinosaurios, también favorecieron la expansión de plantas con flores en detrimento de las gimnospermas, que eran el principal alimento de los dinosaurios (aquí hay una contradicción con el Dr. Kahn que dice que el principal alimento eran las pteridofitas), pero a mí no me importa mucho.

 

[4]  Conviene recalcar que el problema de la extinción no fue tanto el frío, sino que los rayos solares no llegaban a la superficie del planeta y de esa manera no se producía actividad fotosintética y por lo tanto no se producían alimentos suficientes, según parece algunos dinosaurios mantenían una temperatura constante que les permitía independizarse de cierta manera del clima, por lo cual el frío no sería la causa de su desaparición, sino la dificultad de conseguir alimento.

 

[5]  Creo que merece un comentario lo del título del film, los dinosaurios desaparecieron a finales del Cretácico, en el Jurásico todavía estaban en su esplendor.

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