@puntocom

Cuando era muy joven me preocupaba que la característica de los teléfonos del Centro de Montevideo fueran ocho y nueve, después la cambiaron a noventa y ocho, y la característica de La Aguada, por ejemplo, fuera dos. Mi preocupación era que, en aquellos tiempos, al ser teléfono por pulso, se tenía que discar, el teléfono tenía efectivamente un disco con los diez dígitos, para marcar un número uno lo hacía girar hasta un tope lo soltaba y esperaba que volviera a la posición inicial, el uno era el que estaba más cerca del tope y el cero el que estaba más lejos, el nueve un poco más cerca y así sucesivamente, cuando uno tenía que marcar el nueve, tenía que esperar un cierto tiempo a que el disco volviera a su posición inicial, tiempo que era mucho mayor que si uno discaba el dos, por ejemplo. Teniendo en cuenta que la gran concentración de teléfonos estaba en el centro y que, en la Aguada había muy pocos, el tiempo país que se perdió con gente esperando a que el disco volviera a su lugar de reposo por no haber cambiado la característica del nueve al uno o dos, debe haber sido realmente astronómico y seguramente superior a varios siglos.

No es extraño que en Uruguay, donde nadie respeta el tiempo de los demás,  sucedan estas cosas, en las cuales cuando se combinan lo pequeño con lo grande se producen resultados impactantes, pero también en el mundo desarrollado de la alta tecnología suceden estas cosas.

El caso más destacable de los últimos tiempos es el de la arroba, símbolo éste que permaneció en un anonimato casi total en su ubicación como mayúscula del dos en los teclados de las máquinas de escribir, hasta su lanzamiento al estrellato por Ray Tomlinson en 1971 enviando el primer correo electrónico, en realidad su anonimato y el hecho de estar en todos los teclados fue lo que la lanzó al estrellato, desde ese momento, como el gacho gris arrabalero, escaló desde el fango toda la escala social (del teclado).

La arroba se transformó en poco tiempo en una de las teclas más importante del teclado, pero para confundir a los usuarios, en vez de encontrarla en su tradicional lugar de mayúscula del dos, a veces se la encuentra en alt q, pero el alt de la derecha, esto da lugar a confusiones, sobre todo a aquellos que no dominan con fluidez el uso de internet, ni de las computadoras, que, a veces, tienen dificultad para encontrarla, lo cual hace perder el tiempo a mucha gente. El digitar la arroba es casi como digitar una mayúscula, se precisan dos manos, aunque es algo más incómodo porque la tecla de alt es más chica que la de mayúscula.

Si se piensa que los millones de internautas se comunican por internet digitan la arroba y, dada la jerarquía que ha alcanzado, merecería que se la pudiera digitar con un solo dedazo como a las minúsculas y otros caracteres y no utilizando ambas manos, y además que se viera claramente en el teclado, el tiempo que se ahorraría podría llegar a medirse en milenios.

Tags: , , , , , , , , ,

Comments are closed.