INIMPUTABILIDAD

Desde que tengo memoria siempre ha habido discusiones sobre el límite de edad a partir de la cual un individuo es o no imputable, que hay que subirla, bajarla o mantenerla, pero nunca se ponen de acuerdo y aún hoy es un tema de discusión al cual no se le ha encontrado una solución aceptable, o por lo menos compartida por una gran mayoría.

Como siempre, en casos como éste, mejor que castigar el delito es evitar que se produzca. Y una de las maneras de evitar que los menores los cometan es responsabilizar a sus padres penalmente con mayores condenas, no puede ser que los padres, alegremente dejen que sus hijos anden por cualquier lado haciendo cualquier cosa y sigan tan campantes, si su hijo anda con otros infanto juveniles cometiendo atropellos por las calles, ellos tienen la responsabilidad de evitar que lo haga y si no la asumen alguna pena debería dársele, además todos sabemos que lo más probable es que los mismos padres, aprovechando la inimputabilidad de sus hijos, los inciten a la comisión de delitos. También el hecho que cuando llegue a la mayoría de edad se borren los antecedentes parece ser darle un hándicap demasiado generoso a alguien que cometió varios delitos cuando era menor.

De todas maneras parecería que establecer si alguien es o no imputable mediante la utilización de un único parámetro, en este caso la edad, es a todas luces, insuficiente, porque es claro que el desarrollo físico y mental de todas las personas es diferente y no todos llegan a la madurez al mismo tiempo. Es cierto que la edad es un parámetro que “mide” de alguna manera la imputabilidad o inimputabilidad de un individuo, pero considerarla como único elemento determinante en este aspecto quizá sea exigirle demasiado.

Antes de encarar otros aspectos que puedan ser considerados para determinar la imputabilidad, vale la pena hacer unas reflexiones sobre la madurez según la edad. Si comparamos jóvenes de hace cincuenta o cien años atrás con los jóvenes actuales, no cabe ninguna duda que éstos están mucho mejor educados e informados (en términos medios), por lo cual parece razonable admitir que son más maduros, ésta sería una razón con sólido fundamento para bajar la edad de imputabilidad. (Ayer, 26/01/11, escuché esgrimir este mismo argumento a la presidenta Argentina Cristina Fernández).

Otro aspecto que debería contemplarse es que, como no todos los delitos son de la misma naturaleza, el límite de edad de la imputabilidad podría no ser el mismo para todos los delitos.

Pero el asunto no debería ser únicamente la consideración de si hay que bajar la edad o mantenerla, creo que sería mucho más adecuado no considerar fijo el límite de edad de imputabilidad (o los límites para los diferentes delitos si se aceptara un criterio como el del párrafo anterior), y baje a medida que vaya cometiendo delitos, sería una forma más racional de bajar la edad de imputabilidad y estaría condicionada a la conducta del individuo. Es evidente que a medida que una persona, el menor en este caso, va cometiendo delitos, su pasaje por las dependencias policiales, judiciales y de los establecimientos de reclusión lo van haciendo madurar más rápidamente.

Esto seguramente será cuestionado por los “defensores de los derechos humanos”, pero en realidad sería una defensa a los derechos humanos de quienes son asaltados, golpeados, asesinados o violados por inimputables que ya han cometido varios delitos anteriormente[1]. La verdad que la existencia de menores que hayan cometido numerosos delitos de diferente magnitud y estén sueltos cometiendo toda clase de tropelías, debería ser interpretado como incitación al delito por parte del Estado.

Lo que es claro es que la legislación y quizá la interpretación de la legislación vigente no da garantías al ciudadano común y protege sobremanera a los menores infractores, muchos de los cuales son irrecuperables para la sociedad.  No es que fallen los sistemas de rehabilitación, como  a veces dicen, es que éstos no son perfectos y no son capaces de rehabilitar a todo el mundo, y deberían prever esta circunstancia.

También merece un comentario que la situación actual favorece al submundo periférico a los menores infractores recluidos, que no tienen interés en que las cosas cambien porque serían perjudicados, no se debe descartar que haya demasiados intereses oscuros y ocultos en los centros de rehabilitación y su entorno, a quienes le convenga la situación actual.

En realidad con muy poco se podría hacer mucho, es cuestión de voluntad política, el Presidente José (Pepe) Mujica creo que no dijo nada al respecto y la iniciativa del senador Pedro Bordaberry de bajar la edad de inimputabilidad parece bastante elemental pero creo que si se plebiscita, posiblemente se apruebe.


[1]  Existe toda una legislación tendiente a recuperar para la sociedad a estos inadaptados que cometen delitos en reiteración real, que cuesta varios millones de dólares al año, pero no existe una legislación que proteja, resarza y asista social y sanitariamente y ayude a una recuperación sicológica a las víctimas, aquí si te violan, golpean o rapiñan embromate y arreglate como puedas, pero al violador, pobre, hay que ayudarlo. El diputado Andrés Lima, en algún momento habló de medidas de este tipo, pero parece que lo hicieron callar y boquita con llave (Me rectifico, el Diputado Andrés Lima no solo habló, sino que presentó un proyecto de Ley al respecto, pero parece que está durmiendo el sueño de los justos). Si asesinan a un padre de familia ésta pasará dificultades debido a la desaparición repentina de uno de los que aporta (o el único en muchos casos) y nadie se preocupa por esto, parece que los derechos humanos son para violadores, asesinos y rapiñeros y no para trabajadores padres de fasmilia. Pienso que mejor sería tenerlos encerrados sin permitirles salir y obligándolos a trabajar duro, y los millones de dólares que se gastan en ellos para su recuperación, dedicarlos al resarcimiento de sus víctimas o de las familias de sus víctimas.

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