DE BOYAS Y PLATAFORMAS

A poco de haberme recibido, a principios de los setenta, tuve oportunidad de asistir a un Seminario sobre calidad de agua organizado por la OPS (Organización Panamericana de la Salud), Facultad de Medicina y Facultad de Ingeniería, uno de los responsables del Seminario era el Ing. Walter Castagnino[1] consultor de la OPS y uno de los monstruos sagrados de la Ingeniería Sanitaria nacional de esa época.

Por aquel tiempo ANCAP (Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Portland) estaba construyendo la boya petrolera de José Ignacio. Aunque en esa época las protestas ambientalistas eran incipientes, la instalación de la boya había generado polémica. Así fue que durante una de las sesiones del Seminario el Ing. Castagnino comenzó a criticar la instalación de la boya por sus perniciosos efectos contra el medio ambiente, pero quiso el destino que entre los participantes del Seminario se encontrara el Ing. Andrés Tierno Abreu, en aquel tiempo Gerente General de ANCAP, a quien no le gustó nada el ataque a la instalación de la boya efectuado por Castagnino y salió en defensa de de la construcción de la boya. Se entabló una discusión que, por momentos fue bastante subida de tono, ninguno convenció al otro (lo cual era obvio). La argumentación del Gerente de ANCAP era que, si bien la construcción de la boya generaba riesgos de contaminación, estos eran limitados y nada comparables con los desastres que podrían causar las plataformas petroleras, sobre las cuales nadie decía nada.

Creo que la argumentación era correcta, una falla en la boya con una tubería de transporte de crudo de baja presión no generaría derrames de magnitud ni daños considerables, porque al detectarse la falla se interrumpiría el bombeo (detener un motor eléctrico siempre es posible y no se demora mucho), sin embargo las plataformas petroleras extraen petróleo de fondo marino a varios cientos (o miles) de metros de profundidad, de perforaciones en las cuales el petróleo sale a presión a varios miles de barriles por día, una eventual falla en las profundidades no es algo fácil de reparar, ni tampoco algo que se haga en poco tiempo, por lo cual la magnitud de los potenciales de contaminación de las plataformas son de varios órdenes de magnitud que en las boyas, y con respecto a las plataformas, boquita con llave.

Recientemente ha habido un problema de derrame de petróleo en una plataforma del Golfo de México que no se sabe todavía el daño que va a causar, ni cuando lo van a detener, pero muestra que ante tantos y tan grandes peligros potenciales de contaminación, las baterías ambientalista deberían tratar de concentrar su fuego hacia los emprendimientos capaces de provocar daños en vastas regiones y ecosistemas y no perder el tiempo cazando mariposas mientras los elefantes pasan por el patio de atrás, algo que los ambientalistas vienen haciendo desde hace décadas.

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[1]  El padre del que luego fuera Presidente de  O.S.E. (Obras Sanitarias del Estado, Uruguay).

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